La mujer Consagrada con vocación FIC, como hija, esposa y madre, ejerce gran influencia en la familia, y esto manifiesta la imprescindible necesidad que hay de educarla bien y tratar de su mayor perfeccionamiento en lo posible.
Como hija: Es una bendición, para sus padres, también es fiel y obediente a ellos. Esparce por doquiera el consuelo y alegría santa.
Como mujer: cuida su vida interior, es esposa de cristo. Procure trabajar con empeño en ser un modelo de obediencia, recogimiento, abnegación y humildad y para conseguirlo ama mucho la oración.
Como esposa: Es amada por su esposo, forma y edifica con su ejemplo a su familia, comparte su vida con su compañero, mostrando su humildad y virtudes aprendidas.
“La educación de la niña cristiana, puede decirse que es la sólida base del edificio social: formar su tierno corazón, prepararlo para digna morada de su Creador y enriquecerlos con sentimientos de piedad”.
Sor Clara del C. de María
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